Redacción, 14-03-2024.- La microbiota, el conjunto de microorganismos presentes en nuestro organismo (sobre todo bacterias, pero también otros), además de desempeñar importantes funciones, es ahora clave para identificar a los pacientes que pueden beneficiarse de la inmunoterapia.
El hallazgo tiene aplicación en tipos de cáncer ginecológico poco frecuentes, cáncer de las vías biliares y melanoma, de momento. Lo han logrado investigadores del británico Instituto Wellcome Sanger y el Instituto Olivia Newton-John para la Investigación del Cáncer (Australia).
Tal y como recoge OK Diario, los científicos han identificado cepas específicas de bacterias que pueden asociarse a una respuesta positiva a la combinación de inmunoterapias en el mayor estudio que se ha llevado a cabo sobre este tema hasta hoy. Lo han publicado en la revista científica Nature Medicine, contribuyendo además a explicar por qué es tan difícil predecir por otros medios si el tratamiento del cáncer con este tipo de medicamentos funcionará o no en cada persona.
En el futuro, conocer mejor estas cepas bacterianas podrá ayudar a desarrollar probióticos de nueva generación («productos bioterapéuticos vivos» en la jerga) para modular la microbiota y reforzar la eficacia de las inmunoterapias desde el interior del organismo.
Inmunoterapia
La inmunoterapia o inmunoterapias son un tipo de tratamientos que aprovecha el funcionamiento del sistema inmunológico (las «defensas» del organismo) para tratar el cáncer.
Como pasa con todos los medicamentos, la inmunoterapia puede tener efectos secundarios. Por eso, si se puede predecir qué pacientes responderán a estos medicamentos será posible evitar tratamientos innecesarios.
En el estudio se han utilizado muestras de un ensayo clínico amplio en el cual se vio que la inmunoterapia con varios medicamentos combinados era eficaz en el 25% de los pacientes con diversos tipos de cáncer poco frecuentes, incluyendo tumores ginecológicos, neuroendocrinos, del tracto gastrointestinal y de las vías biliares. Los investigadores se centraron en una combinación de inmunoterapias concreta conocida como inhibidores de los puntos de control inmunitario, que funcionan facilitando a las células del sistema inmunológico la tarea de destruir células cancerosas. La combinación incluía medicamentos de las familias PD-1 y CTLA-4.