Redacción, 20-01-2016.- El catarro o resfriado común es una de las enfermedades más frecuentes en nuestro entorno. Aunque la mayoría de los catarros son leves y se resuelven en un periodo corto de tiempo, representan una de las causas principales de consultas médicas, según la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) y como recoge Médicos y Pacientes.
Una amplia variedad de virus son los causantes de los catarros que sufrimos cada invierno. “La mayoría de los virus provocan un único cuadro catarral, pero debido al gran número de virus causantes, podemos padecer múltiples cuadros catarrales a lo largo de nuestra vida. La mayoría de los adultos padecen dos o tres al año como media”, explica el doctor José Antonio López Trigo geriatra y presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología.
Los síntomas del catarro son conocidos por todos, la congestión nasal, la rinorrea o excesiva producción y emisión de moco por la nariz y los estornudos se vuelven presentes cuando nos contagiamos de un catarro. Pero, también son frecuentes el dolor de garganta, la tos y el malestar general. En cambio, es rara la aparición de fiebre en los adultos. Además, según explica López Trigo, “algunos factores pueden agravar un catarro como son algunas enfermedades crónicas, las inmunodeficiencia , la malnutrición y el tabaquismo”.
“No existe un tratamiento específico para el catarro y los tratamientos disponibles van dirigidos sólo a aliviar los síntomas motivados por el cuadro vírico, pero no acortan su duración ni constituyen una cura efectiva para el mismo”, añade el doctor. Además, “los antibióticos no son útiles en el tratamiento del catarro o resfriado común y sólo deben ser utilizados en enfermedades causadas por bacterias, pero son totalmente ineficaces contra los virus”, continúa.
La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología recomienda consultar con el médico ante los síntomas como rinorrea purulenta y congestión nasal; disminución o ausencia de olfato (anosmia); dolor dental; presión en el oído o sensación de ocupación; tos persistente con expectoración mucopurulenta.
Existen algunas medidas que han demostrado que son capaces de prevenir la aparición de catarros, llevarlas a cabo en estaciones propicias para sufrir catarros, como es el invierno, resulta fundamental, según la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología es recomendable lavarse las manos con frecuencia para evitar la transmisión del catarro a otras personas (es especialmente importante hacer hincapié en el lavado de las uñas y de las muñecas).
“Si se sufre un catarro, es recomendable utilizar toallas de un solo uso para secarse las manos. Se debe hacer antes de preparar los alimentos, de comer y después de toser, de sonarse la nariz o de estornudar”, asegura la SEGG quien añade que si no se pueden lavar las manos, se recomienda utilizar geles antisépticos con alcohol, ya que son desinfectantes y existen en cómodos y pequeños envases e incluso en monodosis. Evitar tocarse los ojos, la nariz o la boca tras hacer tenido un contacto directo con una persona afectada por un catarro, es otra de las recomendaciones.